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lunes, 16 de agosto de 2010

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Newell's sudamericano - Parte II

INFORMES
Por Ramiro Cupido

En la última década (2000-2010) Newell’s ha sido habitué en la contratación de jugadores extranjeros, esencialmente sudamericanos. En esta recopilación, vamos a hacer un recorrido virtual y repasaremos todos los pasos de jugadores extranjeros que vistieron la camiseta rojinegra, desde el 2000 hasta la actualidad. En esta segunda edición: los uruguayos.

Después de los paraguayos, los nacidos en Uruguay son los más queridos por el pueblo leproso. Este cariño se afirmó más aún con la llegada de Joaquín Boghossian y la temible cantidad de goles hechos en el Apertura 2009, torneo que tuvo a Newell’s protagonista y al lungo delantero como principal atracción.


Edgardo Adinolfi: este calvo defensor nacido en el año 1974, llegó a la lepra en el 2002 con 28 años, proveniente del Club Fénix de Uruguay. Antes, tuvo participaciones interesantes en Maccabi Hifa de Israel, Peñarol de su país, pero alcanzó su mejor performance en Gimnasia y Esgrima de La Plata entre el año 1999 y 2001. En su paso por Newell’s Old Boys dejó una imagen aceptable entre los hinchas, que lo recuerdan por sus “laterales-centros” y por su incansable recorrido por el lateral izquierdo. Un dato de color: una vez fue ovacionado (con el conocido “¡uruguayo, uruguayo!”) en un partido jugado en el Coloso del Parque frente a Talleres de Córdoba, cuando paso a un rival con un sobrero hecho con el taco y remató al arco un disparo que dio en el palo.

Santiago Silva: apodado como “Tanque”, llegó a Newell’s con 25 años y unos pasos por Corinthians de Brasil, Beira Mar de Portugal y Energie Cottbus de Alemania, entre otros. Se metió en el corazón del hincha con pocos partidos, no por su talla goleadora, sino por el esfuerzo y la garra típica uruguaya en cada partido. Gladiador sin pelota, y con mucho olfato de gol, en Newell’s se lo recuerda por haber marcado un golazo frente Arsenal de mitad de cancha (aproximadamente a 35 o 40 metros del arco) y por el taco que no entró en el último minuto en la Copa Sudamericana del 2005, cuando la lepra quedó fuera del certamen luego de perder 1 a 0 frente a Rosario Central.

Jonni Peralta: pocos son los hinchas que recuerdan a este lateral izquierdo uruguayo que llegó a Newell’s en el 2007 con sólo 19 años, cuando el director técnico era “Pomelo” Marini. Antes de recalar en Rosario, Peralta jugó en el Club Durazno de su país, participó de una prueba en el Sevilla de España (por cierto, no quedó) y tuvo participaciones en selecciones juveniles de Uruguay. “Llego a Newell’s con muchas expectativas, con muchas ganas de aprender, y si tengo la chance de jugar, voy a entregar todo”, dijo apenas llegado a Rosario. Lo cierto es que no tuvo muchas chances de jugar, y su paso por Newell’s es más sinónimo de pena que la gloria. Aún no se sabe cómo llegó ni cómo se fue, ni su actual paradero. Toda una incógnita.

Diego Scotti: en el 2008, Newell’s se estaba preparando de la mano de Caruso Lombardi para poder salvarse del descenso. Caruso logró su objetivo gracias al buen ojo que tuvo a la hora de incorporar. Diego Scotti formó parte de la lista que el verborrágico entrenador entregó al presidente de por aquel entonces, Eduardo López. Este volante central uruguayo llegó con 29 años y se transformó en un símbolo de destreza y garra. Pero lamentablemente, en un encuentro frente a Gimnasia de La Plata que Newell’s ganó 1 a 0 con gol de Cabrera, Scotti se lesionó de la rodilla y luego de su recuperación, no pudo ganarle el puesto a un afianzado Bernardello. Finalmente, debió buscar nuevos caminos en el 2009, y lo encontró en su país, en el modesto Club Racing de Montevideo.

Joaquín Boghossian: ¿qué decir de “escopeta”? Llegó en el 2009 como un ignoto delantero y se fue en el 2010 como uno de los mejores de Argentina. Muchas cosas se dijeron de él: “víbora parada”, “parece jugador de básquet”, “es un tronco”. Lo cierto es que hizo callar las críticas y demostró ser un gran delantero en potencia. En base a buenas actuaciones, mostró a todo el país su habilidad con el balón, su temible cabezazo, y su marca registrada: el festejo de gol simulando disparar una escopeta, lo que le vale el apodo. Se fue con 17 goles en 24 partidos, una marca extraordinaria. Se hizo muy querido y respetado por todo el pueblo leproso, al punto que en cada gol bajaba de las tribunas su bien merecido “¡uruguayo, uruguayo, uruguayo!”.

Diego Casamán: llegó en el 2009 a Newell’s junto con Joaquín Boghossian. Se lo recuerda en algunos partidos de reserva, pero nunca fue considerado por el cuerpo técnico (que a su vez, jamás lo pidió, pero formó parte de un combo para traer a Escopeta Boghossian a la lepra). Llegó en silencio, en su estadía en Rosario se mantuvo en silencio, y también se fue en silencio. Nada más se sabe de él.

Sebastián Taborda: llega para el Torneo Apertura 2010 con ganas de reemplazar con creces a su compatriota Boghossian. Cuenta con pasos en Deportivo La Coruña de España y Defensor Sporting de su país. Hay muchas expectativas en él, que debe colmarlas dentro del campo de juego a fuerza de goles.

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